
Al contemplar al niño, tenemos que decir con respecto a su ser: el niño aun no ha aprendido a respirar de manera tal, que la respiración pueda mantener fehacientemente al proceso neuro sensorio...En un sentido mas elevado el niño tiene que aprender a asimilar aquello que le puede ser brindado por el hecho de que ha nacido para respirar. Vemos entonces, que esa parte de la educación tendrá tendencia hacia lo espiritual-anímico: Por el hecho de que armonizamos la respiración con el proceso neuro sensorio, introducimos lo espiritual-anímico a la vida física del niño.
¿Qué posibilidades de influencia tiene el maestro sobre el sistema rítmico, en especial, sobre la respiración? Por cierto, en un primer lugar se ubica el cultivo de la vida anímica misma, dado, que los sentimientos impulsan al sistema rítmico, son portados por el mismo, del mismo modo, como el pensar se encuentra en una relación inmediata con el sistema neuro sensorio y la voluntad, con el sistema metabólico y de los miembros. Son los sentimientos que motivan, los que generan apertura o los que mueven al niño al retroceso.
Observemos un caso extremo: Pensemos en una oración: tenemos que lograr que el niño al decir esa oración, entre en un clima de veneración. Jamás deberíamos tratar de enseñarle una oración al niño, sin antes llevarlo al clima de veneración. Ni jamás el niño deberá decir las palabras de la oración, sin haber entrado al clima de veneración. Vale decir, que no le hagamos decir al niño un verso bonito y gentil, sin que antes habremos despierto en él, la leve sonrisa, un goce, un embeleso...
Esto posee empero, su importancia corporal física, dado que, cada vez que le enseñamos algo al niño, que posee un carácter trágico o sublime, en definitiva estamos cobrando efecto sobre su metabolismo.
Cada vez que enseñamos algo al niño, que posee un carácter bonito, gracioso, gentil, estamos cobrando efecto sobre su cabeza, sobre su sistema neuro sensorio. Y en este sentido podemos proceder higiénicamente. Al tener por ejemplo, un niño que es muy imprudente, irreflexivo, despreocupado, que por lo tanto constantemente quiere buscar sensaciones nuevas, intentaremos curar a ese niño, buscaremos generar en él, el clima que tiene que tener para el aprendizaje de memoria, en ocasión de lo sublime, de lo trágico. De esta manera, podremos aproximarnos al niño. Y tendremos que tomar en cuenta estas cosas, durante nuestras clases.” (Rudolf Steiner: Conocimiento del hombre y conformación de la enseñanza, 15.6.1921 –GA 302)
Así, como la respiración tiene que mediar entre el sistema neuro sensorio y el sistema metabólico, así, la sensible alma del niño es conectada a las manifestaciones del mundo circundante, con toda facilidad, a través de la alegría y el buen humor y la amabilidad, mientras que la tristeza, el dolor, la grandeza y lo sublime despiertan sentimientos, que ocasionan que el niño se vivencie a sí mismo fuertemente, tanto que puede llegar a replegarse dentro del cuerpo propio, en el dolor y en la tristeza.
Una segunda posibilidad para el aprendizaje de la respiración correcta, es la configuración rítmica de la enseñanza misma. Esta comienza –en el caso de las clases principales- con la parte rítmica, es decir, con la orientación al sistema rítmico. Partiendo de allí, sigue luego el contenido propiamente dicho de la clase, según la materia y hacia el final de la clase principal se tratará de llevar lo aprendido a la actividad propia, vale decir, conectar a la voluntad, lo que circunstancialmente luego podrá ser conducido a una proporcional tarea para el hogar. Una tercera manera, también fundamental, para cobrar un efecto sanador sobre la respiración, es el cuidado del “correcto hablar”. Para ninguna otra materia Rudolf Steiner ha dado tantas planificaciones de enseñanza como para el cultivo y el trato de la lengua. Ya a partir de primer grado se practicarán ejercicios del habla, poesías acordes a la edad, el escuchar y el narrar. Y Rudolf Steiner acota al respecto, que es justamente ese cuidadoso cultivo del habla que brinda la ayuda decisiva para regular la respiración y estimular positivamente el crecimiento del pulmón. En la duodécima conferencia del curso para los maestros, Rudolf Steiner nos dice:
Por lo tanto, al respecto el hablar no debe partir de la respiración, sino la respiración debe partir del hablar. Debe hablarse correctamente. Debe ser desarrollada la correcta sensibilidad con respecto a los largos y a los cortos de las sílabas y de las palabras; entonces, la respiración funciona de acuerdo a ello. Es una tontería pensar, que debemos entrenar la respiración para llegar al hablar correcto. La respiración, la correcta respiración tiene que ser una consecuencia del hablar correctamente concebido. Entonces cobrará un efecto correcto sobre la respiración. De esta manera, en la actualidad deberíamos tomar en cuenta en medida mucho mayor la relación de lo corporal para con lo anímico corporal.
(Rudolf Steiner: La renovación del arte pedagógico-didáctico, mediante la ciencia espiritual, GA 301, Dornach 1991, conferencia del 7 de mayo de 1920)
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